Siempre pensé que los adjetivos se habían creado para facilitarnos la vida. Con un sujeto y un adjetivo tu mamá entendía con quién andabas: fui con"Carolina la catira". Si te preguntaban cuál era tu maestro de Economía, con "uno bajito" bastaba. En una sociedad con 50 María Gabrielas, 50 Adrianas y 200 Danielas todos habríamos parado en locos sin distinguirlas como "La Gorda", "La Negra" o "La Flaca".
Hasta que me mudé a los Estados Unidos y, de repente los, hasta entonces inocentes, adjetivos se tranformaron en insultos. En consecuencia, tratar de describir a alguien sin usar los obvios es como aquel reto de mi infancia, donde tenías que contar un cuento sin decir "entonces".
¿Cómo se supone que describa a una muchacha que pesa 200 kilos? Me aconsejan que use "heavy built": ¿será que eso la hace pesar menos? Tampoco es correcto describir a alguien como "un flaco", mejor decir "athletic built". No hay que ser especialista en semántica para notar que "athletic" suena más lindo que "heavy".
Ni hablar de las descripciones geográficas o raciales: en Venezuela eres (además de venezolana) portu, gallega, turca, china, negra, etc.
Durante una de nuestras reuniones multiculturales, una amiga colombiana y yo reíamos al tratar de explicarles porqué era imposible para nosotras describir a una mujer con un "par de enormes atributos" obviando eso.
Ahora, resulta que aquí les da vergüenza preguntar de qué país eres cuando obviamente el inglés no es tu idioma natal. ¿Será que creen que alguien puede sentirse ofendido porque se den cuenta de que no es norteamericano? Puede ser que su concepto del respeto vaya más allá del nuestro, y que la palabra "teasing" sea mucho más seria que "chalequeo".
Entiendo que su historia de conquistas de derechos civiles ocupa un lugar importante en su ADN y que miles de norteamericanos han luchado para que las diferencias no sean un obstáculo en su "pursuit of happiness"
Nunca me he sentido ni "discriminada" ni mal vista por mi fuerte acento hispano. A diferencia de las "leyendas urbanas venezolanas"que destacan la frialdad de las naturales de estas tierras, mis nuevas amigas han resultado tan panas y solidarias como podrían ser las latinas de pura cepa. Les interesa aprender español y conocer un poco más de nuestro país. Mi adaptación a la cultura, si no norteamericana, por lo menos berkeliana ha sido mucho menos traumática que la de chistes como el del maracucho en Washington.
Sin embargo, acostumbrarme a que lo que era mi normal manera de describir a la gente sea considerado políticamente incorrecto me costará un poco más.
Menos mal que siempre puedo decir "No habla inglés"
Muy bueno tu post. Yo creo que lo que comentas va mucho más allá de que piensen q uno se v aa sentir avergonzado; creo q tiene un trasfonodo social de muchos años atrás y como históricamente son considerados la sociedad más racista del mundo imagino q es una simple manera de evitarse problemas.
ReplyDeleteEn mi época, me refiero a mientras yo viví en USA, se vivían casos de algunos latinos listos que a sabiendas d elo anterior se aprovechaban para decir q otros los estaban discriminando o haciendo harrassment cuando no era cierto; ellos saben q las minorías están súper protegidas por lo q para evitarse un peo simplemente mantienen distancias y tratan a la gente muy políticamente bien, como tú dices.
Más adelante tal vez entiendas el por qué, por lo pronto me alegro de q ya comiences a conocer más d ecerca a otars personas q logran dejar eso de lado para poder teenr una relación d eamistad y confianza contigo.
Éxito!
Me encantó tu post. Creo que así como los USA son el país de las oportunidades, también, e irónicamente por la misma razón, son el país de lo radical, lo extremo y lo intolerado. Como consecuencia -guardando las proporciones-, ya están casi como en Alemania, donde el saludo tipo ¡Heil, Hitler! no está bien visto ni siquiera si lo hace de broma un niño de 4 años.
ReplyDeleteY así, en Estados Unidos el gran pecado es ser políticamente incorrecto, aunque esto, llevado al límite, te conduzca hacia la parálisis, porque no puedes llamar a nada por su nombre. En México, hace unos años se celebraron los 50 años de un cómic llamado Memín Pingüín, un niño negrito, muy negrito y con rasgos exagerados, que hacía miles de travesuras. En Estados Unidos, por supuesto, rugieron gritos que acusaban de racismo a los mexicanos: ¿cómo era posible que se hiciera tal exageración, que en México hubiera tanto racismo? Y acá, sólo nos rascábamos la cabeza preguntándonos entonces cómo tendría que haberse dibujado al negrito aquél.
Creo que estamos llegando a esos extremos, también en Latinoamérica. Por ejemplo, el tema de los gays. Es tan políticamente incorrecto hablar mal de los gays que ahora tienes que si alguna figura política utiliza coloquialmente un "ay, ya, no seas maricón", inmediatamente le llueven ataques y lo tildan de homofóbico (claro que en realidad es más común que sean homofóbicos, pero el tema es la exageración en los términos).
Y ahora, en esta era en la que casi todo lo que haya recibido "Send" podrá ser usado en tu contra, creo que puede derivar fácilmente en una parálisis como la de los gringos, perdón, estadounidenses :-)
Por lo demás, me encanta que destruyas ese mito de los americanos fríos y poco interesados en los demás. Aunque quizás sí tiene que ver con la población típica de Berkeley, ¿no?
Y ya me voy porque temo que blogspot sólo permita comentarios de menos de 10,000 palabras. ¡Saludos!